PLAZA DE ARMAS
Todo comienza con la Plaza de Armas: en forma figurada, pero alberga la celebración rusa por el eclipse del Imperio Napoleónico que fuera derrotado en toda Europa. En este lugar se hacían desfiles, celebraciones, festivales, y finalmente, manifestaciones, la masacre del Domingo Sangriento - represión a una rebelión de campesinos - y finalmente, en 1917, el asalto comunista al Palacio de Invierno. Fueron más inteligentes que en la Revolución Francesa, solo mataron al Zar y a su familia pero no destrozaron nada del acervo arquitectónico y artístico.
Como un logro de diseño urbano, la Columna de Alejando está centrada en la Plaza en homenaje al Zar Alejandro, que tiene a éste en el topo - en vez de Napoleón en la Columna Vendôme y más alta que ésta-. El escultor es un francés - Auguste de Monferrand - condecorado por Napoleon y que en 1816 es tentado a trabajar para el Imperio de todas las Rusias.
Cierran varios edificios públicos en el hemiciclo y al frente de este patio de armas: El Hermitage, al costado derecho, el Palacio de Invierno.
EL HERMITAGE
Es de un magnetismo increíble. Fue concebido por los zares y enjoyado desde Pedro el Grande hasta Catalina la Grande, por el arquitecto Francesco Rastrelli. El Palacio de Invierno fue construido entre 1754 y 1762 para la Emperatriz Isabel, a la que la escala del Hermitage le parecía demasiado ostentosa. Es de diseño barroco, y dicen que fue el 4°o 5° palacio levantado sucesivamente.
La escala es impresionante. Tiene un plan de planta cuadrada con un gran patio central. Las fachadas exteriores miden 200 mts de largo y tiene MIL salas. Al Este mira al Edificio del Almirantazgo (de donde salia la flota de guerra). Al Sur mira al Río Neva. Al Oeste al Malecon y el frente es el que corona la Plaza de Armas.
Rastrelli fue finalmente despedido por Catalina I, con lo cual su sueño barroco no se completó. Distintos arquitectos con cargo de distintos zares fueron completando la obra, de allí que el Master Plan original tuviera tantos intérpretes, inclusive algunas remodelaciones que eran capricho del Zar gobernante, y alguna vez algún incendio que hacía recomenzar los trabajos.
Tiene dos pisos de columnas blancas que se elevan con un ritmo barroco y con una repetición perfecta. Las columnas superiores se elevan con mayor altura sobre el entablamento menor sobre la planta baja y se corona con un entablamento superior de una excelencia sin par.
